Jacqueline Murillo
Profesora Estela Kallay
Desde
que yo puedo recordar, he tenido una gran ilusión: viajar por el mundo. Nunca
pensé que iba a poder lograrlo porque viajar es muy caro y se necesita tiempo.
Dos cosas que yo no tengo, pero sí existía una gran esperanza de a hacerlo algún
día. Todavía me acuerdo cuando yo era pequeña y buscaba en revistas lugares
bonitos para visitarlos. Recortaba las fotos y las ponía en un cuaderno
titulado: “Mi gran aventura alrededor del mundo”. Uno de las fotos de lugares que yo recorté y coloqué en mi
cuaderno fue una foto del obelisco de Buenos Aires, Argentina.
Con una gran esperanza pero sin tener los medios posibles
para hacer el viaje siempre permanecía la ilusión. En mi universidad me
comentaron sobre un programa en Argentina y en Chile donde se aprendía sobre
derechos humanos. Este programa se iba a hacer por primera vez y yo quería
formar parte de ese estreno. Esta era la oportunidad perfecta para comenzar a
realizar mis sueños porque la escuela me pagaba el viaje y recibía créditos
para obtener mi diploma. Yo decidí ser parte del programa no sólo porque quería
conocer Argentina, sino porque el tema de derechos humanos me interesaba mucho. En
este ensayo voy a hablar sobre mi viaje a Buenos Aires que al fin he realizado
y mi experiencia con el tema de derechos humanos.
Cuando yo llegué a Buenos Aires, Argentina me sorprendí con las
características y las costumbres de la gente. Tengo que admitir que yo me
imaginaba algo muy diferente de lo que vi. Yo me imaginaba las calles de tierra
solo porque cuando yo viajé a El Salvador hace unos años eran así y son países
que se están desarrollando. La sorpresa que me di al ver que todo era moderno.
Buenos Aires tenía Mc Donald´s y Starbucks, lugares que yo pensaba que estaban
solo en los Estados Unidos. La estructura de la ciudad era similar a la de
Europa, grande y hermosa. También me sorprendí al ver que muchos de los
edificios eran enormes y muchos de ellos son departamentos. La gente de Estados
Unidos, en Los Ángeles, de donde yo soy, busca comprar casas y aquí en la ciudad
de Buenos Aires la gente busca departamentos. Esto me sorprendió porque las dos
ciudades están habitadas por mucha gente, pero el estilo de hogar que preferían
es distinto.
Las construcciones no es lo único que me impacto de la ciudad, sino que
también me impactó el desayuno. Estaba confundida el día que la señora con la
que yo me vivía me dio el desayuno. La razón fue porque ella solamente me dio jugo,
dos pedazos de pan con mermelada y cereal. Esto me impactó porque yo estoy
acostumbrada a comer porciones grandes para el desayuno como huevos con jamón,
papas y panqueques. En nuestra cultura el desayuno es la comida más importante
del día y al ver que en Argentina es la que menos importa me sorprendí. Yo
siento que tenía una perspectiva equivocada del desayuno, creía que todos
comían cosas similares. Y me di cuenta de que las cosas no son de esa manera.
Aunque estuve en Buenos Aires por un mes y medio yo nunca me pude acostumbrar al
desayuno. Esto no fue lo único de Buenos Aires que me sorprendió, pero fue algo
que sobresalió de mi viaje.
Durante mi estadía en Buenos Aires pude conocer muchos lugares que tienen
una gran importancia relacionada con el tema de derechos humanos. Uno de los lugares
que me impactó mucho fue mi visita al Parque de la Memoria porque exhibe la
historia de la gente desaparecida. El parque es uno de los únicos lugares donde
los familiares de la gente desaparecida pueden recordar a sus seres queridos.
Allí uno de los monumentos que me tocó el corazón fue la pared de piedra donde
están todos los nombres de la gente desaparecida. Al mirar esa pared uno se
imagina pocos nombres, pero en realidad yo me sorprendí al ver cuántos nombres,
cuántos sueños, cuántos futuros fueron destruidos por pensar diferente. Las
edades de la gente también se podían ver y me causó mucha tristeza ver que
muchos eran jóvenes cuando fueron capturados por las fuerzas armadas.
Otro
lugar que pude visitar, que también tiene que ver con el tema de los derechos
humanos, fue la ex ESMA. Al caminar por ese lugar uno se pone a pensar cuánta
gente entró pero nunca salió de ese lugar. Mi corazón se sentía desbordado con
tanta tristeza al ver el sótano donde la gente había sido torturada. Ese lugar
me impactó y me hizo pensar en cuántas personas de otros países han sufrido a
causa de dictaduras militares y siguen sufriendo por lo sucedido. Me puse a
pensar mucho en los niños de esa época que fueron llevados a ex ESMA y el
trauma que sufrieron por esa experiencia. Eso es difícil de explicar porque
todo ocurrió allí y no existe forma de eliminar esos hechos de la memoria de
los niños. En particular, el cuarto de la ex ESMA que más me angustió fue donde
las madres capturadas daban a luz a sus hijos. En el piso de ese cuarto está la
frase: "Cómo fue posible que en este lugar nacieran chicos". Esta
frase te hace pensar en las comodidades que las mujeres tienen en los
hospitales y lo que recibían estas mujeres. Esto no es todo lo que vi en la ex
ESMA pero fue lo más que me impactó, el sótano y los cuartos donde daban a
luz.
Al comienzo de este
viaje, no sabía que iba a suceder. Llegué a Argentina con una mochila a un país
desconocido, pero con una mente abierta para conocer y aprender sobre una
cultura distinta de la mía. Ya pasaron cinco semanas y puedo decir que ha sido
una experiencia que me ha cambiado la vida. Yo siempre pensé en ser maestra o
abogada y ahora, luego de la experiencia que viví con este programa quiero ser
abogada. Pero no cualquier abogada: yo quiero ser una abogada que defienda los
derechos de la gente para que nunca vuelva a ocurrir algo similar a lo que
sucedió en Argentina. Yo sé que no puedo cambiar el mundo pero pienso empezar
el cambio en mí para poder tener un futuro mejor para todas las generaciones
que están por venir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario